martes, 29 de junio de 2010

¡Viva el Campeón de España!


La memoria es frágil y por desgracia se cultiva poco. Es por ello que se hace imprescindible refrescarla de cuando en cuando (una labor que nuestros guardianes hacen como nadie) y hoy es uno de esos momentos en los que se hace necesario recordar porque hoy, treinta de Junio, hace setentaicinco años (un suspiro) que el Sevilla F.C., nuestro Sevilla F.C., se proclamó por primera vez en su historia campeón de un título nacional.

El eterno campeón andaluz (cuyos títulos, los de Andalucía, desde siempre han sido menospreciados  y minusvalorados por acomplejados perdedores) se proclamaba Campeón de España hace hoy setentaicinco años. Es decir, 1935 en plena segunda república española, por si todavía hay quien con verde bilis atribuye nuestros éxitos a oscuros poderes fácticos y caprichos dictatoriales.

Campeón del Campeonato de España. El título más importante que se disputaba por aquellos años. Si, han escuchado bien. Sin menospreciar el título de liga conseguido por nuestro vecino (sin duda el mejor año del fútbol sevillano) el título de copa era lo máximo a lo que cualquier equipo podía aspirar por aquellos entonces. Era el título con más solera y más prestigioso, frente a una liga que acababa de comenzar a caminar.

De hecho, aquel año se le propuso a la federación la disputa de una especie de supercopa para dilucidar el campeón absoluto de España. La proposición fue rechazada por la misma aludiendo a que no había lugar a tal contienda pues era evidente que el campeón absoluto era sin lugar a dudas el Campeón de Copa.

Aquel título no vino solo sino que fue un doblete, ya que vino acompañada del campeonato de España amateur. Un título muy prestigioso en aquellos años, por lo que la alegría sevillista fue doble.

La consecución de aquel campeonato no fue tarea sencilla, por más que algunos desinformadores afirmen que el Sevilla había conseguido sus títulos sin ganar a “un grande”, ya que para llegar aquella meritoria final tuvimos que dejar en la cuneta a los dos grandes madrileños y al por entonces gran Osasuna (no en vano venía de eliminar al Barcelona y al Zaragoza).
El Sevilla F.C. en  un grandísimo encuentro se proclamó campeón y el título fue celebrado por todo lo alto, como merecía la ocasión, tanto por jugadores (que entre festejo y festejo tardaron tres días en llegar a Sevilla) como por la afición.

Más de treinta mil personas (en una ciudad que apenas llegaba a los 200.000 habitantes) se agolparon para saludar a los campeones y escuchar los bellos discursos pronunciados desde el balcón del ayuntamiento.

Setentaicinco años después nuestra memoria sigue viva.

Nuestro corazón sigue latiendo con fuerza al recordar a un Sevilla campeón que ni tan siquiera pudimos ver.

Nuestra sonrisa se esboza al imaginarnos entre aquel gentío que aclamaba a unos jugadores que solo hemos podido ver en blanco y negro.

Nuestro sentimiento se hace más y más grande al sentirnos parte de aquella emoción vivida por tantos y tantos sevillistas que sintieron, tantos años atrás, un sentimiento igual al que hoy sentimos nosotros por nuestro Sevilla F.C.

Un Sevilla de Cantera. Un Sevilla de clase y señorío. Un Sevilla de casta y coraje. Un Sevilla de esfuerzo y sacrificio. Un Sevilla grande. Un Sevilla de leyenda. Nuestro Sevilla.

El que vieron nuestros abuelos.

El que hemos conseguido recuperar.

El que seguiremos Hasta la Muerte.

Y que cumpla muchos más.

PD: Si quieren conocer más a fondo aquel doblete de la Copa de España de 1935 visiten la magnífica crónica que que nos regalaron desde el Voladizo de Gol Sur (1, 2, 3 y 4)

2 comentarios:

  1. Buen trabajo amigo.
    Da gusto recordar y rememorar la historia de nuestro Sevilla de esta manera.
    Enhorabuena.
    Un saludo

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  2. Gracias a usted por su visita y su comentario Juan Angel.

    Un saludo

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